La Dra. Dolores de la Puerta, experta en microbiota: "La inflamación intestinal está conectada con tu fatiga y ansiedad"

La microbiota intestinal influye directamente en el bienestar emocional y físico. Así lo ha destacado la comunidad científica en los últimos años. Este ecosistema de billones de microorganismos alojados en el tracto digestivo desempeña un papel crucial en la salud general. Así lo subraya la doctora María Dolores de la Puerta, médica con más de dos décadas de experiencia clínica y referente en el estudio del microbioma, miembro de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos y del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid.

Desde su cuenta de Instagram, esta experta en salud intestinal advierte de la importancia de mantener el equilibrio del sistema digestivo. “La inflamación intestinal está conectada con tu fatiga y ansiedad”, afirma. Para ella, lo más relevante no es la presencia o ausencia de ciertas bacterias, sino la homeostasis intestinal, es decir, el equilibrio funcional que permite a nuestro cuerpo responder de forma adecuada a diversos estímulos internos y externos.

La conexión entre el intestino y el cerebro

La doctora explica que el eje cerebro-intestino es la base de una compleja red de comunicación entre el sistema nervioso central y el sistema digestivo. Esta conexión es posible gracias a señales neuronales, inmunológicas, hormonales y microbianas, que se ven alteradas cuando hay inflamación intestinal, como ocurre en enfermedades inflamatorias crónicas como la colitis o la enfermedad de Crohn.

Tomando como referencia una revisión científica de 2025, De la Puerta resalta que los síntomas neuropsiquiátricos como la ansiedad, la fatiga o la depresión aparecen con frecuencia en personas con disbiosis o desequilibrio de la microbiota. Así, “la modulación del microbioma es una importante opción terapéutica para los síntomas psicológicos comórbidos en las enfermedades inmunomediadas, especialmente en las inflamatorias intestinales”.

Probióticos y prebióticos

Los probióticos —microorganismos vivos beneficiosos— pueden encontrarse en alimentos fermentados como el yogur, el kéfir o el kimchi, así como en suplementos específicos. Como recoge la investigación, entre sus beneficios destacan el aumento de ácidos grasos de cadena corta, la protección de la mucosa intestinal, el refuerzo del sistema inmunitario y la estimulación de respuestas antiinflamatorias. Su efecto positivo sobre el estado de ánimo se debe a su papel en el eje intestino-cerebro, con estudios que los relacionan con la mejora de la ansiedad y la depresión.

Por otro lado, los prebióticos —fibras no digeribles que alimentan a las bacterias buenas— también desempeñan un papel esencial. Se encuentran en cereales integrales, ajo, cebolla, plátanos, espárragos, soja y alcachofas. En la revisión se recogen estudios que han demostrado que los prebióticos tipo inulina favorecen el crecimiento de bacterias como Bifidobacterium o Lactobacillus y reducen la proliferación de bacterias patógenas. Además, se ha observado que contribuyen a disminuir los niveles de cortisol y la percepción del estrés.

El efecto positivo de estas intervenciones nutricionales se ha evidenciado también en pacientes que sufren fatiga crónica postinfecciosa, como secuela de infecciones respiratorias o de la covid-19. Suplementar con simbióticos (mezcla de probióticos y prebióticos) se plantea como una estrategia complementaria para aliviar síntomas tanto físicos como psicológicos.

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